Cuál es el trabajo de un coach: conversación con mi hija de cinco años.
¿Qué es el coaching?
Mi hijita que está por cumplir seis años me preguntó:
-Papá ¿Cuál es tu trabajo? Yo sé que tu trabajo es coaching. En la escuela tengo que explicar.
-Sí hija, yo soy coach.
-¿Y qué haces?
-Converso con la gente.
-¡Ay papá! ¡Eso no es trabajo! Todo el mundo conversa, y yo también, pero eso no es trabajo.
Sonreí. Ella tenía razón. Aquí tenía un desafío: explicarle a mi hija de casi seis años qué es el coaching.
-Hija, las conversaciones de un coach tienen un sentido, un propósito: Ayudarle a las personas a tener claro en sus mentes cómo pueden lograr lo que quieren lograr.
-¿Cualquier cosa?
-Casi cualquier cosa, hija. Algunas cosas son imposibles. Por ejemplo, que yo gane una medalla en las Olimpiadas. (Me reí).
-O que no se te pierdan las cosas, papá. ¡Porque siempre se te pierden las cosas!
-No hija, eso no es imposible. Si yo me enfoco en no extraviar las llaves, o los lentes, o algunos papeles, puedo conseguir que no se me pierdan siempre.
-¿Y por qué no lo haces? ¿Por qué no te enfocas?
-¡Muy buena pregunta, hija! Esa es una pregunta de coach. Lo que hacemos los coaches cuando conversamos, es escuchar con mucha atención y preguntar cosas importantes. Escuchar y preguntar. Por ejemplo, me podrías preguntar: “¿Cuán importante es para ti no perder tus cosas?” Y yo te podría responder: “Mucho”. Entonces me podrías preguntar: “¿Cómo te vas a enfocar?”
-Bueno, juguemos a ser coach, yo te pregunto, y tú eres . . . . .
-Coachee (se pronuncia couchí) o consultante.
-¿Paciente? Como los de la mamá (que es psicóloga).
-No hija, los coaches no tenemos pacientes.
-Bueno yo soy la coach. Te pregunto: ¿Cómo te vas a enfocar?
-Podría comenzar por las llaves y los anteojos. A partir de ahora, cada vez que tenga las llaves en las manos me voy a enfocar en ellas y las voy a poner siempre en el mismo lugar, aunque me tome unos segundos más, o tenga que dar unos pasos más.
-¿Por ejemplo?
-¡Bien hija! Eso preguntaría un coach. Por ejemplo, si estoy en casa, siempre colgarlas del porta llaves que está al lado de la puerta. A veces no lo hago para no andar pasos de más o para no “perder tiempo”, pero después no me acuerdo dónde las puse, y ando muchos más pasos de más y pierdo mucho más tiempo. Y si no estoy en casa, siempre ponerlas en el mismo bolsillo, por ejemplo, el bolsillo de atrás del pantalón. Lo mismo con los lentes (que solo los uso para leer), siempre ponerlos en el mismo lugar, y colgarlos de una cadenita al cuello cuando estoy trabajando, así van conmigo a todas partes.
-¡Ay papá! ¡No era tan difícil enfocarse! . . . Yo te puedo dar otra idea.
-No hija, eso no hacemos los coaches. No les decimos a las personas lo que tienen que hacer.
-¡Pero es una buena idea!
-Puede ser, pero los coaches ayudamos a las personas a que aprendan por ellas mismas, que generen sus propias ideas, así encuentran soluciones que ellos pueden hacer, y no se van a olvidar fácilmente.
-Tú eres coach, y a mí sí me dices lo que tengo que hacer.
-Claro porque soy tu papá, no soy tu coach. Bueno, no siempre soy tu coach.
-¿Y a ti te pagan por conversar así?
-Sí, claro, porque las personas grandes y los empresarios conversan sobre cosas mucho más importantes que los anteojos y las llaves. Conversan sobre cosas que ellos no están pudiendo resolver, sobre cosas que no están observando o teniendo en cuenta, y sobre preguntas que no se han hecho.
-¿Los adultos no saben resolver todas las cosas?
-A veces no. Por eso van a la consulta de alguien profesional.
-¿Y tú sabes todas las cosas papá? ¿Por eso eres coach? Tú puedes dibujar cualquier cosa, ¿también sabes todas las cosas?
-No hija. Yo no necesito saber todas las cosas, porque los que me consultan saben, y ellos van a poder hacer lo que saben cuando se enfoquen, cuando se hagan ciertas preguntas, y cuando hagan un plan bien detallado de lo que necesitan hacer para lograr lo que quieren. En eso yo los acompaño, escuchándolos y preguntándoles.
-Ah, . . . yo quiero ser coach cuando sea grande.
-¡Buenísimo hija! ¿Qué vas a hacer desde ahora para que seas coach, cuando crezcas?
-Voy a escuchar y a preguntar. ¡Pero tú también! No vas a ser siempre papá, que me dices lo que tengo que hacer.
(Risas)
-¡Acordado! ¿Me das permiso para hacerte recordar cuando sea necesario?
-¿Los coaches piden permiso?
-¡Siempre!
-Bueno, te doy permiso.
-¿Vas a poder explicar en la escuela cuál es el trabajo de tu papá? Porque eso es lo que querías poder hacer.
-Obvio, papá, obvio.
(Risas y besos)
Enrique Espinosa
CEO Sinergia Art Coaching
Master Coach Ontológico Profesional Master en Coaching Humanista Europeo